Plegaria para un niño dormido


Esta tarde un gran fastidio invadió mi piel al nuevamente encontrarme con imágenes morbosas y amarillistas en mi Facebook. Para quien no lo sepa el amarillismo es la tendencia de algunos medios informativos a presentar las noticias destacando sus aspectos más llamativos, aunque sean secundarios, con el fin comercial de provocar asombro o escándalo. Y me enojé con la falta de discreción, contra lo más sagrado, la vida humana.

Plegaria para un niño dormido
quizás tenga flores en su ombligo
y además en sus dedos que se vuelven pan
barcos de papel sin altamar…

Las imágenes de niños sin vida nos incomodan; ya sean acá, en el Mediterráneo o donde sea. Indignan, molestan, irritan, y sobre todo conmueven. En aquel momento entendí algo, nuestra naturaleza reactiva se activa frente a una acción; y esta era una de ellas. Entonces mi fastidio era una reacción no solo al hecho que esta imagen este en mi muro sin mi permiso, si no a la imagen misma. Siendo de ese lugar, de donde todo análisis de fondo debe arrancar.

Plegaria para el sueño del niño
donde el mundo es un chocolatín…

Entonces entender las verdaderas causas de tanta tragedia debe ser fundamental. Más allá de nuestras distintas posturas o ideologías, es hora de ponerle límites al capitalismo, que tras su afán insaciable de lucro, empuja a millones de mujeres y hombres a caer en acciones desesperadas, como hoy vemos en las costas de Europa. Pero también es justo reconocer que esas dolorosas imágenes se reproducen en todas partes del mundo. Y no debemos acostumbrarnos a verlas y naturalizarlas, sino que en cambio nos deben servir para alimentar nuestro espíritu emancipador. Sin aceptar jamás que el sistema nos arroje un muerto más, ni mucho menos a un niño muerto en la playa, buscando refugio en el mundo, huyendo de la guerra, escapando del cruel sonido de las armas y también del hambre.

Se ríe el niño dormido
quizás se sienta gorrión esta vez
jugueteando inquieto en los jardines de un lugar
que jamás despierto encontrará…

Lo que debemos buscar son los valores morales que yacen sepultados en el fondo del mar. Esto lo digo por la avaricia, la discriminación racial, el poco respeto por los derechos humanos, por la constante lucha de poderes, los daños al ecosistema, el dominio del hombre sobre el hombre, la poca fe, en fin la pérdida del amor por el prójimo y muchas otras cosas que no se dicen pero todos sabemos de qué se tratan, el día que unifiquemos nuestro criterio y logremos la tan anhelada paz, en verdad ese día, empezaremos a despejar muchas dudas y a encontrar explicación a lo inexplicable.


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