Amorphous
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Francisco de Quevedo
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Francisco de Quevedo
Por si no se dieron
cuenta Quevedo se refiere al amor. Y aunque no me pasé la vida
estudiando los conceptos filosóficos, sociales o culturales relacionados con el
amor, si he tocado el tema de oído desde otras ramas y experiencias.
Creo que el amor
definido es un espejismo que cuando creemos haberlo encontrado, tendemos a guardarlo
en un estante y al cabo de un tiempo, cuando vamos a buscarlo, o casualidad, se
ha ido. Si hacemos, como Drexler, una analogía entre el amor y
la energía, podemos decir que el amor no se pierde, solo se transforma.
Agregando yo: constantemente.
El amor es lo
opuesto a algo cristalino, es decir, no tiene una estructura rígida o definida.
Sólo fluye. Es aquello escurridizo, parecido a Flubber, que cuando
queremos aprisionar se escapa y en el momento menos pensado, cuando dejamos de
intentarlo, se nos acerca manso y tranquilo.
Pariente del
comodín, puede ser varias cartas a la vez. Nos gratifica tenerlo en nuestra
mano, pero siempre al final de cada juego hay que salir a reencontrarlo.
Aclarando por supuesto, que se puede jugar sin él, claro está, si se está
dispuesto a enfrentar una dificultad mayor.
Hay quienes dicen
que Dios es amor. Algunos dicen que amor es la llama encendida que dura unos
pocos meses. Otros llaman amor al aguante, a la permanencia en el tiempo y a la
lealtad a la pareja. Ya sea relacionado con la pasión o con la serenidad, el
amor es aquella cosa que nunca sabemos bien que es, pero estamos constantemente
citando.
Inadvertido pero
siempre presente; se nos presenta a diario de distintas formas: como un plato
de comida, una casa acogedora, una noche acalorada, como una frazada, un vaso
con agua, como una canción, un verso, una llamada, un whatsapp, una palabra de
aliento, un consejo o incluso como una mirada.
Finalmente y
resumiendo. En estos pocos años he aprendido que el amor es líquido. Sí
líquido porque no tiene forma propia y definida. De hecho adopta la forma de
aquello que lo contiene. Y ese recipiente, somos nosotros mismos.
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