Estereotipas


Hay fiestas como de la Manzana en Río Negro, la Vendimia en Mendoza, del Inmigrante en Misiones o del Poncho en Catamarca que tienen entre sus tradiciones elegir una reina. Lo mismo pasa, en algunas partes del país, con las fiestas de los estudiantes.Ya pasado el día del estudiante, nuestro día,  me quedaron un par de dudas: ¿Por qué las fiestas de los estudiantes necesitan tener una reina?, peor aún ¿por qué esa reina tiene que ser la estudiante más “bella”? y si es así ¿quién determina que hace bella o no a una mujer?

Parecen preguntas banales o intransigentes, pero no lo son. Porque lo que hay detrás de esas preguntas, es una especie de divisor social que termina eligiendo bellos y no bellos. Haciendo, en algunos casos, que los del segundo grupo quieran pertenecer al primero transformando esa desesperación en una enfermedad, y porque no, un negocio. Me refiero entre otras cosas: a la bulimia, anorexia, tratamientos dolorosos y cirugías peligrosas.

Preocupa, por supuesto, cómo no habríamos de hacerlo si también somos parte. Pero, como parece pasarnos bastante lejos, nos ocupa realmente poco. De manera que convivimos a diario, en la tele o en la calle con “estereotipas” y estereotipos sin preguntarnos mucho al respeto.

Todas las niñas del mundo son bombardeadas con ideales estéticos irreales. Un ejemplo sencillo de esto, es la muñeca Barbie. Se publicó hace un tiempo que en una universidad intentaron construir una muñeca de tamaño humano con las mismas proporciones que la popular muñeca. ¿El resultado? No podía mantenerse erguida por las razones que ya se debe estar imaginando: pechos demasiado grandes, cintura demasiado fina, caderas demasiado angostas, piernas demasiado largas, etc. Y también, capaz, por la cabeza demasiado vacía.

Lo cierto es que lo cultural no es casualidad, tiene un porqué y una razón de ser. Lo que no se cuestionara antes por tradición, mandato divino u obligación social merece también ser repensado. Respetar lo que ya existe sin ponerlo bajo la lupa, sin fragmentarlo y sin hacerse preguntas; no es respetar. Es temer.

¿Entonces no elegimos más “reinas” y nos dedicamos a perseguir a todos los creadores de estereotipos, tendencias o muñecas? No, ni eso, ni no cuestionarlo. Primero disfrutemos, como la misma palabra lo dice, separaremos los frutos y gocemos de ellos por ejemplo: la juventud, el amor, la atracción, la estética y la diversión. Pero también veamos los que no son frutos, aquellas cosas que no están tan bien; siempre con un análisis, un cuestionamiento profundo y una búsqueda de un porqué. Entendiendo bien cuál será nuestra posición al respecto, para formar una opinión propia. En otras palabras, para poder elegir caminos y no solo limitarse a seguir los más transitados.

En este punto, me es inevitable pensar en una pequeña niña aborigen, que imagino dueña de esos bellos pies de la imagen del principio. Y aunque solo vivió en un cuento de Galeano, bien sabía de estas cosas:

[…] Ticio Escobar acompañó a un equipo de la televisión española, que fue al Chaco para filmar escenas de la vida cotidiana de los ishir. Una niña indígena perseguía al director del equipo, silenciosa sombra pegada a su cuerpo, lo miraba fijo a la cara, de muy cerca, como queriendo meterse en sus raros ojos azules.
El director recurrió a los buenos oficios de Ticio, que conocía a la niña, y la muy curiosa le preguntó:

–Yo quiero saber de qué color mira usted las cosas.
–Del mismo que tú –sonrió el director.
–¿Y cómo sabe usted de qué color veo yo las cosas?


Comentarios

  1. Estereotipo: imágen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable.-RAE
    ¿Aceptada? ¿Por qué grupo? En este mundo tan cambiante... ¿Quién no muta?
    Los estereotipos sirven, y mucho... sirven para romperlos, sirven para demostrarnos que siempre es mejor leer el libro sin juzgarlo primero por lo que tiene en la tapa... capaz te llevas una sorpresa. Pero para eso, hay que darse la oportunidad. Creo que en esta vida estamos para seguir nuestras propias reglas, no las que nos impone el resto... al fin y al cabo las opiniones que deberían importarnos son las de la gente que nos quiere, la que nos conoce el alma...no las imágenes que están en el inconsciente colectivo de un grupo social con el que , en la mayoría de los casos, ni siquiera nos vamos a sentir identificados.
    Mundo: hay que quererse mas, hay que escucharse, proponerse, decidirse, y hacer. Animarse a ser "distinto" (animarse a ser uno mismo, diría yo), rompiendo reglas, rompiendo estereotipos, poniéndole matices a los cuadrados, para ser... imperfecto. Pero por lo menos, ser una imperfección feliz.

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